24.12.07

Lista de consignas

Esta mañana encontré la siguiente lista en la mesa de luz:

*Escriba un haiku sobre lo que acaba de soñar.
*Escriba un soneto sobre lo que soñará esta noche.
*Escriba un romance sobre lo que está soñando ahora.

21.12.07

Pequeños asombros en el hogar

*Siempre que me acerco a la alacena de la cocina escucho una serie de ruidos que hacen los objetos que chocan entre sí para que, al instante de abrir la puerta corrediza, salga volando el vaso que iba a buscar y siempre —también— lo atajo en el aire, justo antes de que se estrelle contra la pared.
*Algunas mañanas me dejo a mí misma un cartel que dice "salgo un minuto y vuelvo", pero en el fondo sé que voy a tardar más de un minuto y además, que me tendría que llevar el cartel porque en realidad no voy a estar ahí para leerlo una vez que haya salido.
*Cada vez que abro el placard del cuarto creo que te voy a encontrar sentado entre mi ropa, esperándome. Hay días en que me da mucha impresión imaginarte en mi placard por un segundo, pero en general me pone muy contenta pensar que voy a verte.

1.12.07

Lecturas de NOVIEMBRE 2007

*Quiero escapar de Brigitte, de Eduardo Abel Gimenez.
*Historias Extra-Vagantes, de Beatriz Ferro.
*El llorón. Diario de un hermano desesperado, de María Inés Falconi, con ilustraciones de María Paula Dufour.
*Me llamo Rojo, de Orham Pamuk.

8.11.07

Las medialunas

*Primero pasaron de largo.
*Sutilmente, se fueron acomodando en un lugar cercano a la cintura, por los costados, desde adentro hacia afuera.
*Después se reunían en el frente, tomando fresco por el ombligo.
*Lo peor fue cuando empezó el descontrol y coparon todo.
*Surgió, por ejemplo, un brazo más a cada costado.
*Dos o tres nalgas. (O la misma nalga del tamaño de dos o tres.)
*Luego fueron por las caderas. Fácil conquista.
*Al punto que se desarrolló como un nuevo pliegue todo alrededor.
*El pliegue se volvió territorio fértil y acabó dominando la zona de la cintura y las caderas, como un gran emperador.
*Pero luego, pequeños pliegues se dividieron el terreno. Divide y reinarás, dijo la medialuna.
*Los pliegues dieron lugar a nuevas formaciones irregulares.
*Ahora, paso yo de largo a las medialunas, son gente muy ambiciosa que no te perdona una.

1.11.07

Lecturas de OCTUBRE 2007

*Un pequeño inconveniente, de Mark Haddon.
*Un día animal, de Margarita Mainé.
*Trenes, de María Teresa Andruetto e Istvansch.
*agua/cero, de María Teresa Andruetto y Guillermo Daghero.
*Pajarraigos, de David Wapner y Claudia Degliuomini.
*Los resortes simbólicos, de Max Aguirre.
*Bosquenegro, de Fernando Calvi.
*Gallego a la orilla del mar, de Juan Farias y Xosé Cobas.
*Leer y mirar el libro álbum: ¿un género en construcción?, de Fanuel Hanán Díaz.

1.10.07

Lecturas de SEPTIEMBRE 2007

*Quiere a ese perro, de Sharon Creech.
*Un perro llamado cual, de Renato Peralta.
*Kitchen, de Banana Yoshimoto.
*Los galochas, esa gente exagerada, de Juan Sasturain.
*Recetas secretas de brujas y de hadas, de Graciela Falbo, ilustrado por Irene Singer.
*Bicho Martínez ataca, de Pablo Albarello.
*Tute de bolsillo, de Tute.
*Doméstico, de Sebastián de Caro y Diego Greco.
*Penas de muerte, de Mariano Lucano.
*La pasión de Crist, de Crist.
*La infancia en dictadura, de Paula Guitelman.
*La princesa viene a las cuatro, de Wolfdietrich Schnurre, ilustrado por Rotraut Susanne Berner.
*Si yo fuera un gato, de Carlos Silveyra, ilustrado por Sonia Esplugas.
*Diciembre Súper Álbum, de Liliana Bodoc.
*El sonido de la montaña, de Yasunari Kawabata.
*El eternauta, de Héctor G. Oesterheld y Solano López.

25.9.07

El problema del olfato

*Los vecinos de abajo anoche cenaron algo con puré de papas, tal vez un pastel de papas, porque también olía a huevo duro y a alguna carne con especias, después.
*El vecino de al lado se acaba de bañar y se puso demasiado perfume. Por cierto, además cambió de perfume.
*La vecina de enfrente hoy le pasó cera al piso.
*A la vecina del otro lado se le están quemando las tostadas.

—Ese no es un problema del olfato —dijo el gato (que por cierto, rima con olfato)— si no de tu nariz grande. Yo sólo huelo cuando hay anchoas cerca.

24.9.07

Historia de amor

(Cuento primaveral con listas incluidas)

Anoche, antes de ir a dormir, le pedí al gato que me contara un cuento de amor.
—¿Te picó el bichito de la primavera? —me respondió, siempre tan sensible.
—Es eso, o vemos otra vez Notting Hill —dije contundente.
—Está bien, está bien. Tengo una historia de amor que no es sobre cómo se lo consigue o cómo se lo conoce. Es una historia real, sobre una vida llena de amor. Y empieza como todos los cuentos:

"Había una vez, en una lejana tierra, un rey. Su reino era rico y poderoso. Había ganado muchas guerras y desde hacía mucho vivía tiempos de paz y prosperidad.
Este rey no tenía muchas ocupaciones, y se dedicaba a coleccionar objetos bellos. Su castillo era un impresionante museo de obras que provenían desde las más extrañas regiones y que le regalaban los embajadores cuando hacían sus embajadas y los viajeros cuando pasaban por allí en sus larguísimos viajes.
El rey era famoso en todo el mundo por su colección, y cada comarca quería obsequiarlo. También tenía el rey en su corte artistas y artesanos que trabajaban realizando magníficas piezas para engalanar todos los rincones, arquitectos e ingenieros que construían las más hermosas habitaciones, poetas y músicos que recitaban dulces versos e interpretaban melodías emotivas , jardineros que cultivaban las flores más perfumadas y de colores más delicados. Todo allí era bello.
Un día, (siempre hay un día en las historias de amor) el rey notó que faltaba en su colección el rostro más bello del mundo, y llamó a todos los pintores que trabajaban en palacio y les propuso la obra. Se invitó a las jóvenes del reino a participar como modelos y se seleccionaron para ello a diez de las más hermosas jovencitas.
Los pintores comenzaron a pintar, combinando las facciones más lindas: la nariz de una, los ojos de aquella, la sonrisa de la otra... y pronto los cuadros fueron terminados. Se realizó una exposición y los cortesanos eligieron por fin una de las pinturas.
Era la que había hecho un muchacho callado, que llamaban pocas veces al palacio ya que vivía en un rincón alejado del reino. Había pintado realmente el rostro más bello de todos, y eso que todos eran hermosísimos. Se veía en la mirada de la muchacha retratada una dulzura que las otras no tenían, un encanto en su sonrisa, un brillo que no tenía ninguno de los demás cuadros, aunque todos se basaron en las mismas modelos.
La pintura fue colgada en el salón principal del palacio y hasta el día de hoy deja sin aliento a todos los que la miran. El pintor recibió su paga y en medio de una gran ovación se marchó despacio a su casa.
Luego de media jornada de viaje llegó y saludó a su esposa. Esa noche, después de la cena le advirtió:
—Ah, mujer, te recomiendo que por un tiempo no te acerques al palacio, que hay un retrato de ti colgado en la sala principal."

22.9.07

Lenguaje técnico

—¿Que fuiste al qué por una basurita en el ojo? —preguntó el gato burlándose.
—A un oftalmólogo de guardia. Y no era una basurita.
—¿Y qué era?
*¿polen de primavera?
*¿una pieza de rompecabezas?
*¿un bigudí atravesado?
*¿un origami incrustado?
*¿el diario del domingo?
*¿un elefante a pintitas?
*¿un camión mal estacionado?
*¿un trauma psicológico?
*¿la somatización de un problema que no querés ver?
—Una partícula, dijo el oftalmólogo. No dio más detalles. Una partícula.
—¿Una partícula? Ah, lo que yo digo, una basurita en el ojo.

10.9.07

Animales de la biblioteca

*Los lobos detrás de las paredes.
*El oso de los caños.
*Un perro en las escaleras.
*El loro al hombro.
*Un cuervo en el umbral.
*Un conejo con reloj.
*El gato con botas.

1.9.07

Lecturas de AGOSTO 2007

*Ambrosio en la Prehistoria, de Liliana Cinetto, con ilustraciones de Carolina Farías.
*Ambrosio en el Antiguo Egipto, de Liliana Cinetto, con ilustraciones de Carolina Farías.
*Lisandro pasea peces, de Alberto Pez y Roberto Cubillas.
*Ratones en la escuela, de Canela y Tania de Cristóforis.
*Historia de una princesa, su papá y el príncipe Kinoto Fukasuka, de María Elena Walsh, con ilustraciones de Carolina Farías.
*El arte de la ficción, de David Lodge.
*La pequeña vendedora de prosa, de Daniel Pennac (suerte que se puede volver a Pennac cuando uno necesita cobijo).
*Una mujer difícil, de John Irving.

27.8.07

Conjugación animal

*Yo estoy abichada.
*Tu estás emperrado.
*Él apolilla.
*Nosotros hacemos burradas.
*Vosotros hacéis chanchadas.
*Ellos nos engatuzan.

¿No es una monada?

15.8.07

Lista de gatos literarios

In memoriam Fiona, la gatita que me hacía compañía.


*"—Los gatos de mi casa no hablan.
—¿No? —se extrañó el animal.
—No —contestó Coraline.
El gato saltó con elegancia desde el muro hasta los pies de la niña, y la miró fijamente.
—Bueno, tú eres la experta en estas cosas —comentó el gato con sequedad—. Al fin y al cabo, ¿qué puedo saber yo? Sólo soy un gato.
Comenzó a alejarse con la cabeza y la cola muy erguidas, en un gesto de orgullo.
—Vuelve, por favor —le pidió Coraline—. Lo siento, lo siento de veras. —El animal se detuvo, se sentó y se dedicó a limpiarse concienzudamente, ignorando la existencia de la niña—. Nosotros..., en fin, podríamos ser amigos, ¿no crees? —añadió.
—También podríamos ser raros ejemplares de una exótica raza de elefantes africanos bailarines —respondió el gato— pero no lo somos. Por lo menos —continuó con tono rencoroso, tras clavar una breve mirada en Coraline— yo no.
La niña suspiró.
—Perdóname, por favor. ¿Cómo te llamas? Mira, yo soy Coraline, ¿vale?
El gato bostezó cautelosa y prolongadamente, revelando al hacerlo una boca y una lengua de un asombroso color rosa.
—Los gatos no tenemos nombre.
—¿No? —dudó Coraline.
—No —corroboró el gato—. Vosotros, las personas, tenéis nombres porque no sabéis quiénes sois. Nosotros sabemos quiénes somos, por eso no necesitamos nombres.
[...]
Entonces algo peludo se restregó contra ella de forma suave e insinuante. Coraline dio un salto, aunque respiró aliviada cuando comprobó de qué se trataba.
—Oh, eres tú —le dijo al gato.
—¿Lo ves? —repuso este—. No es tan difícil reconocerme, aunque no tenga nombre.
—Ya, ¿y qué hago si quiero llamarte?
El animal frunció el hocico y no se dejó impresionar por la pregunta.
—Llamar a los gatos es un ejercicio sobrevalorado —confesó—. También podrías llamar a un torbellino.
—¿Y si fuese la hora de comer? ¿No te gustaría que te llamasen?
—Por supuesto. Pero con gritar "¡A comer!" es suficiente. ¿Ves como los nombres no son necesarios?"

En Coraline, de Neil Gaiman.

*"The naming of cats is a difficult matter.
It isn't just one of your holiday games.
You may think at first I'm mad as a hatter.
When I tell you a cat must have three different names."

En Old Possum's Book of Practical Cats, de T.S. Eliot.

*"Desde chico —no tenía más de cincuenta días cuando Emilio lo dejó en casa— mostró esa peligrosa inclinación por los bordes, los extremos, las aristas, los márgenes y cualquier sitio desde donde fuera posible derrumbarse. Su misma aparición estuvo marcada por una señal de riesgo aéreo.
Hace unos años Emilio —Emilio es nuestro vecino— lo descubrió encaramado en la punta de su acacia, que es el árbol más alto de la cuadra; y lo bajó no porque Fernández diera muestras de sentirse en peligro sino precisamente porque todo hacía suponer que se quedaría allí para siempre. Vaya a saber por qué razón, siguiendo qué impulso, Emilio tocó timbre en casa, nos entregó a Fernández —que hasta ese momento nunca había sido nuestro— y se fue. Un gesto tan natural y sorpresivo que no nos dio tiempo a reaccionar. A ver si se entiende: no parecía un regalo sino una devolución, sólo que esta vez no habíamos perdido nada y menos a Fernández, a quien —repito— no conocíamos excepto por haberlo visto ese día en la punta de la acacia. Emilio es uno de esos vecinos que siempre devuelve la pelota de mis hermanos cuando cae en su jardín; pero eso no era una pelota, por lo que no supimos si correspondía darle las gracias o no. Ahora que lo pienso nunca aclaramos con él ese asunto.
Desde ese día Fernández está con nosotros. (El nombre se lo puso mi madre, inexplicablemente, ya que no es un nombre sino un apellido, que no es el nuestro y ni siquiera el de Emilio.)"

En Historias a Fernández, de Ema Wolf.

*"He had never experimented on his own cat. He wanted to surprise it.
One evening he walked into his apartmen, hung his coat in the closet as usual, turned to his cat, and said, "Meow!".
This was the way cats said "Good evening" when meeting.
But the cat did not seem surprised.
The cat answered, "Mrrrowrow!" which meant, "It's about time!"
The cat gave him to understand that it would tutor him in the more complex subtleties of the language, that it was well informed of all his experiments, and that, if he did not pay attention to his lessons, the man would be Mrowr-sorry!
As the weeks went by, the man discovered to his continual amazement the fantastic intelligence of his Siamese cat.
Bit by bit, he learned the history of the cats.
Thousands of years ago, the cats had a tremendous civilization; they had a world government which worked perfectly; they had spaceships and had investigated the universe; they had no need of radios or television, for they used some sort of mental telepathy; and some other wonders.
But one thing the cats discovered eventually was that the importance of any experience depended on the intensity with which it was felt.
They realized their civilzation had grown too complex, so they decided to simplify their lives.
Of course, they didn't want to just "go back to nature" -that would have been too much- so they created a race of robots to take care of them.
These robots were an improvement mechanically over anything nature had produced.
A couple of their greatest inventions were the "opposable thumb" and the "erect posture."
They didn't want to bother about fixing the robots when they broke down so they gave an elementary intelligence and the power of reproduce.
Of course, we are the robots to which the cat referred."

De "The Language of Cats", en The Zebra Storyteller, de Spencer Holst

*"Yo, por ejemplo, le dije al mío:
—Ismael, te quise enseñar natación y abandonaste. Te quise enseñar piano y abandonaste. ¿Qué te parece ahora un poco de tejido, tanto como para que no te pases la vida rascándote en ese estado de vagancia repugnante?
Ismael me miró. Tenía los ojos entrecerrados, como cuando piensa. Detrás de las lagañas vi el brillo de sus pupilas inteligentes. Ismael es lo más despabilado que he conocido en gatos. Genio. Entiende todo. Sabía que yo hablaba por su bien. Y aceptó. Sé que hay gatos tercos. No es el caso de este mío. También hay que saber hablarles en el tono y el momento adecuados."

En Hay que enseñarle a tejer al gato, de Ema Wolf.

*"'But I dont't want to go among mad people,' Alice remarked.
'Oh, you can't help that,' said the Cat: 'we're all mad here. I'm mad. You're mad.'
'How do you know I'm mad?' said Alice.
'You must be,' said the Cat, 'or you wouldn't have come here.'

En Alice's Adventures in Wonderland, de Lewis Carroll.

1.8.07

Lecturas de JULIO 2007

*¡Basta para mí, basta para todos!, de Cecilia Pisos.
*Canción y pico, de Laura Devetach, ilustrado por Saúl Oscar Rojas.
*La leyenda de las estrellas, de Leonardo Moledo y Marta Prada.
*Tigres de la otra noche, de María García Esperón, ilustrado por Alejandro Magallanes.
*La mejor mascota, de David LaRochelle, ilustrado por Hanako Wakiyama.
*La máquina del sueño, de Lola Ribalta y David López Retamero.
*Chumba la cachumba.
*Los opuestoros y Los opuestoros 2, de Sebastián García Schnetzer.
*Ernesto, de Didier Lévy y Gilles Rapaport.
*Los tres cerditos, de David Wiesner.
*El oso que no lo era, de Frank Tashlin.
*Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak.
*Harry Potter and the Deathly Hallows, de J. K. Rowling.

6.7.07

Llamada

Bienvenido al centro telefónico de ayuda al indeciso.
*Para consultar con un operador, por favor, marque 1 ó 2.
*Si no está seguro de marcar 1 ó 2, por favor, marque 3 ó 4.
*Si su consulta es acerca de trivialidades (por ejemplo, de qué color pintar las paredes, el nombre del bebé, a quién votar, a qué número jugarle, si lleva paraguas o no, etc.), por favor, marque 5 ó 6.
*Si su consulta es sobre temas trascendentales (por ejemplo, qué ropa ponerse, cómo elegir un regalo adecuado, adónde ir de vacaciones, si debe realizar esa llamada que viene posponiendo, etc.), por favor, marque 7 ú 8.
*Si no sabe aún si esta llamada resuelve su problema, porque no sabe tampoco exactamente cuál es su problema, por favor, marque 9 ó 0.
Bienvenido al centro telefón...

—¿Y? —me preguntó el gato, con cara de fastidio— ¿ya decidiste qué vamos a cenar hoy?

1.7.07

Lecturas de JUNIO 2007

*Springfield, de Sergio S. Olguín
*El control de la palabra
, de André Schiffrin.
*El misterio del conejo que sabía pensar, de Clarice Lispector.
*Marketing editorial: la guía, de David Cole.
*Mi perro Míster y el gato, de Thomas Winding.
*Diario de exploración afuera del cantero, de Lucía Bianco.

20.6.07

"Toda una vida tapando agujeros"

Hace como un año y medio que vivo en este departamento, y recién en las últimas semanas descubrí algo muy extraño: está lleno de agujeros diminutos.
*Primero me llamó la atención un agujerito en el baño, justo en la esquina de cuatro azulejos. Supuse que habría habido un clavo, y que los inquilinos anteriores no repararon la masilla.
*Más tarde, ese mismo día, mientras me duchaba, encontré en otra pared del baño, la de la bañadera, dos agujeros de igual tamaño que el anterior. Ya era más difícil que hubiera habido clavos dentro de la bañadera, pero quién soy yo para meterme con la decoración ajena.
*Dos días después, cuando perseguía al gato para recuperar el alfil que intentaba comerse (tiene unas ideas muy literales acerca del juego de ajedrez) me caí al suelo y justo justo fui a dar con un agujerito igual a los del baño, pero esta vez en el zócalo cerca de la puerta del balcón. Primero no lo asocié con los otros y pensé ¡zas! hormigas, lo único que me falta, así que me quedé un rato haciendo guardia, para ver si llegaban o salían, pero nada. El gato volvió relamiéndose y yo ahí, tirada en el piso, mirando fijo el puntito negro en mi zócalo blanco, de pronto, corregí mi pensamiento anterior: ¡zas! agujeros, lo único que me falta.
De ahí en adelante no hice más que encontrar agujeros en casa. En lugares así de insólitos, sin margen para la justificación del clavito de los inquilinos anteriores.
*En la cocina: cinco agujeros más. Dos probablemente hayan sido para colgar cuadros, pero los otros cinco, uno justo al lado de la llave de paso, uno al costado del marco de la ventana y el último a la altura de mi rodilla, justo al lado de la heladera.
*En el living: cuatro que podemos suponer sí tenían también la misión de sostener adornos, pero hay otros tres muy cerca del techo, dos en el techo mismo, y otros cinco atrás de los sillones.
*En la pieza: dos cerca del zócalo, uno al lado de la llave de luz y uno en el techo.

Este es el momento del texto en el que yo podría desviar el relato hacia lo fantástico y contar lo ocurrido cuando acerqué mi ojo a un agujero, puse atención, y descubrí un mundo extraño y sensacional al otro lado, viví exóticas aventuras con personajes delirantes, luego volví a este mundo, y finalmente, después de tanto vivido y reflexionado puedo volver a actualizar este blog. Además, dejo abierta la posibilidad de encontrar mundos distintos en cada uno de los agujeros de la casa por si el éxito del cuento reclama nuevas historias.
O también podría contarles que en vez de hormigas empezaron a salir por los agujeros unos seres diminutos, verdosos, con cinco o seis patas (no se distingue bien), y traían un mensaje de paz. Nos hablaron -al gato y a mí- de un mundo feliz, de otra vida maravillosa más allá de las paredes, si es que los ayudábamos a derrotar a los seres del agujero de más allá, igual de diminutos, con más o menos la misma cantidad de patas, pero azulinos en lugar de verdosos.
Podría ser, por qué no. Este blog no se destaca precisamente por su realismo, ni por la consistencia en su discurso. Y después de todo, no deja de ser una excusa como cualquier otra (ver lista al pie).
Sin embargo, voy a confesar la verdad. No sucedió nada trascendental. Ni siquiera interesante.
*Sólo que lenta, sutilmente empecé a odiar esos agujeros. A verlos por todas partes. Cada manchita en la pared, cada pocito, cada cascarita de pintura se volvió una afrenta personal.
*Y entonces, con la paciencia que me caracteriza (y con la ayuda de un producto para reparar paredes), me he dedicado, uno por uno, sin prisa pero sin pausa, a llenar agujeros. Todos y cada uno.
*Y después a pintar.
*Y después me pareció que quedó muy liso todo, entonces me conseguí unos cuadros para colgar, para lo que tuve que hacer... más agujeros.
*Que odié de inmediato. Entonces los volví a llenar, y volví a pintar, y a ver todo demasiado liso...


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LISTA AL PIE:
Lista de excusas varias que dan quienes escriben weblogs y en algún momento dejan de actualizarlos
*Demasiado trabajo.
*Me estoy dedicando a mis plantas, y a mi vida personal.
*Me entró un virus en la máquina.
*Prefiero escribir cosas serias.
*Este blog se volvió un espacio demasiado demandante y a mí no me gustan las cosas demandantes.
*Mi novio lo descubrió y ahora no puedo seguir hablando mal de él.
*Yo quería subir imágenes, pero no logro aprender cómo.
*Ya no siento las mismas cosas.
*El perro se comió el mouse.
*_o me a_da la tecla e_e y es un plomo escribir así.
*No sos vos, soy yo.
*Tuve mucho que estudiar.
*Estudié pero no me acuerdo.

1.6.07

Lecturas de MAYO 2007

*Hasta que te encuentre, de John Irving.
*La reina Mab, de W. Shakespeare, Ruth Kaufman y Cristian Turdera.
*¿Qué crees tú que puedes hacer en mi circo?, de Georgina Rô y Maximiliano Luchini.
*El regreso del gato asesino, de Anne Fine.
*Oficio de palabrera, de Laura Devetach.
*Lecturas, de Aidan Chambers.
*Macanudo 4, de Liniers.
*Gesta Dei, de Carlos Nine.
*El nuevo libro del ABC, de Karl Philipp Moritz y Wolf Erlbruch.
*El taller de las mariposas, de Gioconda Belli y Wolf Erlbruch.
*Tras las líneas. Sobre la lectura contemporánea, de Daniel Cassany.
*Los vecinos mueren en las novelas, de Sergio Aguirre.
*Contratapas, de Rep.
*Oveja con botitas, de Maritgen Matter.

(¡Ay, Feria que me hiciste mal! Al menos con esta lista espero que se entienda por qué no hubo entradas nuevas en un mes: ¡tantos libros y tan poco tiempo!)

1.5.07

Lecturas de ABRIL 2007

*El misterio de la mujer autómata, de Joan Manuel Gisbert.
*La ciencia en los cuentos, de varios autores.
*Papando moscas, de Gabriela Keselman.
*Quiero ver una vaca, de Enrique Fierro y la Compañía de objetos El pingüinazo.
*The Wolves in the Wall, de Neil Gaiman y Dave McKean.
*I'm Not Sleepy and I Will Not Go to Bed, de Lauren Child.
*Reloj de sol, de Gabriel Zaid.
*Curdy y la cámara de los lores, de Artur Balder.

30.4.07

Pesadilla de gato

Esta madrugada la gata, que dormía a los pies de la cama, se despertó de un sobresalto.
-Estaba teniendo pesadillas -me dijo. Y me contó:
*Tenía que ir a pagar el gas porque se vencía la factura.
*Pero de pronto, todo a mi alrededor se inundaba, y yo iba flotando en un cartoncito, usando la factura de gas como vela, porque ni loca metía una pata en el agua para remar.
*Después no sé bien, pero ya no había agua. Estaba en una fiesta de disfraces y todos me tiraban de los bigotes como si mi cara de gata fuera una máscara. Había disfraces muy raros. Yo los espantaba con la factura hecha un rollito. Uno disfrazado de ornitorrinco le quería mirar a todos la garganta.
-Otorrinolaringólogo, querrás decir -acoté entre sueños.
-Bueno, capaz era eso, pero tenía pico de pato, qué sé yo.
*Atravesaba todo el salón lleno de gente y llegaba a un parque. Pero un parque lleno de sábanas tendidas y ropa colgada, como secándose al sol, sólo que era de noche. Parecían fantasmas, así que corrí y corrí con los ojos cerrados y tapándome la cara con la factura.
*Cuando abrí los ojos, estaba en la cola de pagar. La cola era interminable. Cuadras y cuadras de gente esperando. "Es que se cayó el sistema", dijo alguien. Me apantallé con la factura, cual abanico, para espantar la mufa que tenía.
*Y ahí me di vuelta, a ver si encontraba otro lugar para pagar la factura, pero me caí de la cama y me desperté. Cuestión es que hoy te toca a vos ir a pagar el gas.

18.4.07

Tormenta

*Frío en los pies
*los pies desnudos
*desnudos en el alma
*el alma en la cornisa
*la cornisa del viento
*el viento frío
/ frío en los pies...

Versión Moebius:
frío en los pies desnudos en el alma en la cornisa del viento frío en los pies...

17.4.07

Entrada con ruido

*Hay un grillo en mi casa. Hace días que lo vengo sospechando, pero hoy... hoy estoy segura. Lo escuchaba desde el pasillo, cuando me bajé del ascensor. Y en cuanto abrí la puerta del departamento: silencio total.
*La gata, cara de nada. Me lleva a preguntarme: ¿la gata y el grillo se han puesto de acuerdo para fastidiarme? ¿La gata es sorda e ignora al grillo? ¿Lo escucha pero se hace la indiferente? ¿La gata, ávida cazadora de mosquitos y otros bichos voladores, teme al grillo quizás?
*Me decido a hacer una pesquisa: apago todas las luces y me acuesto. No bien pongo la cabeza en la almohada, empieza el sonido bajito del grillo. Miro fijo a la gata. Ojos verdes. Verde grillo. ¿Serán parientes lejanos? ¿La genética del gato y la genética del grillo estarán cerca?
*La gata me mira y pega un salto, como si fuera a cumplir con su misión. Busca al grillo. Hace que lo busca. Gata traicionera: vuelve a la cama como si nada.
*Por un rato, el grillo calla, la gata pone cara de desconsolada, olfatea el aire, los rincones. Me mira de soslayo.
*Ceno en silencio. Ni noticias del grillo pero yo sé que está. Miro de reojo, me hago la desentendida. Trato de distraerme. Como papas fritas crujientes, preparo pochoclos, machaco milanesas. Lleno de ruido mi cocina, claro. Ruidos a mí.
*La luna no apareció hoy. Me voy a la cama, esta vez en serio. Trato de pensar como el grillo o como la gata, para descubrir el complot. El grillo seguro que no está en las cañerías, ahí sólo viven osos, es sabido. La gata no es sorda, se desentiende del grillo con la misma pasión con que corre fantasmas.
*Apago la luz. El cuarto queda a oscuras pero al cabo de un instante logro ver la silueta del gato. El grillo suena. Suena el grillo. La gata ni siquiera mueve las orejas en señal de alerta. Gata traidora.
*El grillo debe estar entre los zapatos. Imagino el pacto: vos los zapatos, que yo mordisqueo las medias, pero el cuero no me gusta.
*Temo que el fino oído de los gatos significa un distinto gusto musical. Capaz el canto del grillo para la gata es como una nana para nosotros. Un arrullo. Música relajante para sus oídos. Mientras que a mí...
*Intento contar hasta diez. Hasta cien. Hasta mil. En algún momento el arrullo del grillo va a parar. O se va a volver insoportable hasta para la gata. Grillo de la conciencia te reventaría a martillazos. Corazón delator.
*Descubro que cuando me muevo, por más leve y sutil que sea el movimiento, el sonido calla. Empiezo por tamborilear los dedos contra la almohada. El bicho se acostumbra rápido, y al tercer tamborileo que no corre peligro vuelve al ataque.
*Yo contraataco. Que sacudo una pierna, que amago levantarme, que me doy vuelta de sopetón. Al ratito nomás, como sabe que no tengo claro su escondite, arranca de vuelta.
*En cualquier momento empieza a amanecer. En la pérdida de racionalidad nocturna, deseo que sea un grillo vampiro y que con la luz del día tenga que desaparecer. Ansío los rayos solares pero no llegan y tengo mucho sueño.
*La gata duerme a los pies de la cama como si nada. Idea brillante. Despierto a la gata arrojando su juguete preferido. Lo persigue hasta el cansancio, el grillo calla y yo duermo un rato. Ya sé dormir con los ruidos del gato.
*La gata vuelve a dormir, y el grillo vuelve a sonar. Con el grillo, suenan todos los ruidos de la noche: una canilla que gotea, un perro ladra a lo lejos, pasa una ambulancia, frena un auto, el ascensor se mueve, un vecino corre algo, se cierra una puerta en el edificio, alguien murmura tras la pared. ¿Tendrán un grillo los de al lado? ¿El grillo estará en su casa y sólo escucho el eco endemoniado? ¿Mi grillo y su grillo se juntarán para irse acompañados?
*De pronto: silencio. La gata está quieta, pero hay un brillo nuevo en su mirada. Espero. El grillo ataca a traición. Silencio. Me voy durmiendo. Con el último parpadeo llego a ver, asomando, mezclada entre sus bigotes, un bigote verde, una patita de grillo cantor. Y escucho un último crunch, antes de caer en el silencio profundo de mi sueño. Ah, gata querida.

11.4.07

Autobombo II

*Más de diez años de ininterrumpida presencia.
*34 materias aprobadas y nosecuántas abandonadas sin rendir.
*Un promedio de 230 horas de cursada.
*Un saldo de casi 40 cajas de pilas de apuntes.
*¡Unas 450 horas de viaje en colectivo!
*Miles y miles de páginas leídas.
*Y un trámite final que lo unirá todo.

(Casi dos años después) Hoy llega...
*¡La entrega del título!

10.4.07

Límites II

*El borde de la cama.
*El filo de la mesa.
*Un portazo.
*El marco de la puerta.
*Segundos afuera.
*Última llamada para el vuelo nosecuánto.
*El último servicio de trenes de la noche.
*El fósforo 222.
*El hilito rojo que abre el paquete de galletitas.
*La cola del gato.
*Las uñas del gato.
*El último ring antes del contestador.
*La tierra reseca.
*Las altas horas de la noche.
*El precio de las berenjenas.
*Este desorden.
*Páginas de guarda.
*El silencio entre canción y canción.

7.4.07

Límites

*"Los extremos me tocan."
André Gide

*"No he conocido ninguna aflicción que una hora de lectura no fuese capaz de aliviar."
Charles de Montesquieu

*"El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra el final perfecto."
Charles Chaplin

*"For one who reads there is no limit to the number of lives that may be lived."
(Para aquel que lee, no hay límite a la cantidad de vidas que puede haber vivido.)
Louis L'Amour


*"La vida no debiera echarlo a uno de la niñez sin antes conseguirle un buen puesto en la juventud."
Miguelito (Quino)

*"¡Todavía sirve! ¡Todavía sirve!"
Bart y Homero Simpson

*"A partir de ese día no volví a verle. Yo era su remordimiento y él el mío."
Umberto Eco. El péndulo de Foucault

*"Nunca sabemos a partir de qué delgada línea comienza lo eterno. Así esa noche, cuando se dio vuelta para continuar durmiendo, no vimos qué larga sería nuestra breve despedida. El sentido de las palabras cambia según qué acontecimientos carguen o escondan: Chau, hasta la vuelta con el tiempo se convirtió en: Fui tu padre, fui tu hijo. Fue tu vida. Fue mi vida."
Luis María Pescetti. El ciudadano de mis zapatos

*"Si para todo hay término y hay tasa,
y última vez y nunca más y olvido,
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?"
Jorge Luis Borges

*"Dentro de unos instantes todo habrá terminado, volveremos a estar solos, en medio de tanta soledad."
Samuel Beckett. Esperando a Godot

*"Lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable; tal vez todos sabemos profundamente que somos inmortales y que tarde o temprano, todo hombre hará todas las cosas y sabrá todo."
Jorge Luis Borges. "Funes, el memorioso"

*"Reality is that with, when you stop believing it, doesn't go away."
(La realidad es aquello que, cuando dejás de creer que existe, no desaparece.)
Philip K. Dick

*"Los yogures cuando vencen ¿a quién le ganan?"

*"Sin embargo, siempre me he agarrado, al menos con un dedo, al espacio absoluto.
Por ello existen unos límites que, por mucho que el mundo dé tumbos, por mucho que se tuerzan las cosas, permiten que me percate antes de que sea demasiado tarde."
Peter Høeg. La señorita Smila y su especial percepción de la nieve

*"Todas las catástrofes tienen rincones a salvo."
Liliana Bodoc. Los días del fuego

*"Todo tiene un final, excepto la salchicha que tiene dos."
Proverbio danés

1.4.07

Lecturas de MARZO 2007

*Los fronterizos, de Peter Høeg.
*Ceremonia secreta, de Marco Denevi.
*Mi vecina está enamorada, de Regis Lejonc.
*El secuestro de la bibliotecaria, de Margaret Mahy.
*La fábrica de historias, de Jerome Bruner.
*Las estatuas también tienen miedo, de Andrea Ferrari.
*Así en la tierra como en el cielo, de Sandra Comino.

28.3.07

Persistencia de la memoria

El rey tenía un secreto que le hacía bum-bum en el corazón y le resonaba en la cabeza. No se lo podía contar a nadie, y entonces decidió que lo mejor sería olvidarlo, hacer de cuenta que él tampoco lo sabía, para que su cabeza pudiera pensar en las cosas que tuviera que pensar y su corazón no le hiciera más ese bum-bum desparejo y atolondrado y volviera al paso habitual.
Pero no sabía cómo olvidar un secreto.
*Le preguntó primero a su ministro. El ministro analizó la cuestión y después le sugirió ir al bosque, buscar un árbol añejo, elegir un nudo del tronco y ahí susurrar el secreto.
-Una vez que lo haya dicho, su majestad, podrá olvidarlo.
El rey hizo tal como le fue indicado y volvió al castillo. En el salón lo esperaba la reina, el ministro y el gato, que tarareaba bajito una melodía encantadora.
La reina se alegró al verlo:
-Suerte que llegaste, querido, necesito las llaves del auto.
Pero por más que pensó y rebuscó en su cabeza, el rey no pudo recordar dónde estaban. Ese día había logrado olvidar los nombres de sus compañeros de escuela, la medida del último pez que había pescado y claro, dónde había dejado las llaves del auto. Sin embargo, aún podía recordar el secreto. El corazón le hacía bum-bum y el secreto ocupaba todos los rincones de su pensamiento.
*Entonces le preguntó al doctor. El doctor analizó la cuestión y después le sugirió ir a la playa, contarle el secreto al sol y esperar al atardecer.
-Una vez que lo haya dicho y lo vea marcharse, su majestad, podrá olvidarlo.
El rey hizo tal como le fue indicado y volvió al castillo. En el salón lo esperaba la reina, el ministro, el doctor y el gato, que tarareaba bajito una cancioncita de moda.
La reina se alegró al verlo:
-Suerte que llegaste, querido, ¿compraste los botones que te encargué?
El rey no los había comprado. Ese día había logrado olvidar qué había cenado la noche anterior, cuál era el color de ojos de su padre, si prefería las frutillas con crema o la torta de chocolate, y claro, de comprar los botones. Pero no se había olvidado de su secreto. El corazón todavía le hacía bum-bum y el secreto se acomodaba en cada pliegue de su pensamiento.
*Finalmente, el rey le preguntó al cocinero. El cocinero analizó la cuestión y después le sugirió ir al lago, elegir una piedra de la orilla, contarle el secreto y arrojarla lo más lejos posible a las aguas.
-Una vez que lo haya dicho y lo tire con fuerza, su majestad, podrá olvidarlo.
El rey hizo tal como le fue indicado y volvió al castillo. En el salón lo esperaba la reina, el ministro, el doctor, el cocinero y el gato, que tarareaba bajito un tema insoportable.
La reina se alegró al verlo:
-Suerte que llegaste, querido, hay que darle de comer al gato.
El rey buscó por todos lados la bolsa de alimentos. Ese día había olvidado la fecha de cumpleaños de su tía Marita, cómo hacerse el nudo de la corbata, su osito preferido y claro, dónde se guardaba la comida del gato. Pero, hablando del gato, de pronto se dio cuenta de que su corazón no hacía más bum-bum, si no más bien tarararará. En su cabeza no quedaban rastros del secreto, sólo sonaba una canción tontona y repetitiva, una melodía fastidiosa que llenaba cada esquina de su pensamiento.

19.3.07

Qué fantástica fantástica esta siesta

*Lo malo de ir a trabajar es que uno no puede dormir la siesta con la gente que quiere.
*Dormir la siesta con los compañeros de oficina es una cosa, como mínimo, ingrata.
*El jefe siempre se duerme primero, y no es nada agradable verlo con la camisa enroscada, ladeado sobre un costado y babeando.
*Al que ronca, le descuentan un 0,3% de sueldo a fin de mes. Pero si el jefe ronca, le pagan lo que nos descuentan a todos los demás.
*Los sueños se vuelven confusos. Uno al final no sabe si la carpeta azul la necesitaba el flaquito de contabilidad, o nos la dio el bigotudo de mesa de entradas.
*Además, después hay que preparar estadísticas ridículas para presentar en la reunión mensual de la compañía, como un análisis sobre el pasto que consumen diez ovejas en media hora y sus equivalencias con el uso del papel carbónico.
*Las ovejas negras están fuera de la cuestión.
*Y que nunca nunca te toque dormir la siesta cerca de la puerta, porque llegan cartas continuamente y el cartero te despierta para firmar su planilla.
*Y lo peor es cuando encima te mandan después de hora a recuperar la siesta que no dormiste.

Mudanza

*Me estoy pelando. Empezó sutilmente, como siempre con estas cosas, una sombra extraña en el brazo, en la nariz.
*De a poco -muy de a poco al principio- la situación empeoró. Eran entonces pequeños trozos de piel que se desprendían. Cachitos de piel desganada. Retazos de sol pelado. Brazo pelón, nariz pelona, espalda pelada.
*Y después, de súbito, la situación se volvió alarmante. Surcos profundos. Rastros de un pasado al sol. Memoria del dios quemante. Tiras y tiras de piel se despegaban como una curita vieja, sin dolor, sin pena. Se fueron los lunares, los pelitos, los poros abiertos también. Y los cerrados.
*Siguió el desgaste unas breves horas, piel uña carne hueso. Cascaritas desprendidas. Lunares por el piso. Venas colgando, médula al viento, tuétanos al fresco, y al sol otra vez. Reseca, partida, doblada, perdida.
*Habrá que barrer todo este desastre.

18.3.07

¿Azúcar?

*con café, no, gracias.
*con café con leche, dos por favor.
*con té, a veces sí, a veces no.
*con té con leche, más bien que sean tres entonces.
*a las frutillas, sólo si están frías.
*con leche chocolatada, un par está bien.
*al yogurt, nunca.
*al licuado de banana, sí.
*al jugo de naranja, no.
*al pomelo partido a la mitad, claro.
*con mate, jamás.

Crema mágica

Instrucciones en el envase de la crema anticelulitis de temporada:
*Aplicar la crema masajeando firmemente al menos dos veces por día.
*Comer sano y fresco.
*Realizar caminatas o cualquier tipo de ejercicio físico.
*Beber dos litros de agua al día.

14.3.07

Autobombo I

Quedan oficialmente inauguradas dos nuevas sucursales. Lo aclaro acá, porque al entrar a mi perfil, Blogger pone todo en un orden con criterio desconocido, y siemprelista es la madre de los vicios. Tenía que decirlo.
*La sucursal de la pavada: Un perro azul. En nuevo sitio, mudado y actualizado, para que vean cómo me divierto barato. Faltan agregar los links correspondientes, pero por hoy no me peleo más con Blogger. Cómo es temporada de estudio, sabrán comprender, se actualiza lento...
*El hermano sensible: Caja de postales. Nuevo blog a prueba, veremos qué resulta, si es que resulta. Se aceptan opiniones. Algo personal a simple vista, pero no se dejen engañar. Demás está aclararlo.

*Y me falta -ya que estamos- también actualizar los links en siemprelista. Un día de estos se viene la reorganización total (es que ahora veo todo por Bloglines) y van a ver.

1.3.07

Lecturas de FEBRERO 2007

*Varia imaginación, de Sylvia Molloy.
*Los caminos de la luna, de Juan Farias. (Relectura)
*Breve introducción a la teoría literaria, de Jonathan Culler. (Relectura)
*La señorita Smila y su especial percepción de la nieve, de Peter Høeg. (¡Impresionante!)

20.2.07

Comida sana

Anoche no tenía ganas de cocinar. Como todos los días yo le doy de comer al gato su alimento balanceado, me pareció justo decirle que le tocaba a él encargarse de la comida. El gato masculló algo, pero en el fondo entendió que mi planteo era justo. Así que se encargó:
*Fue hasta el almacén y compró fideos.
*Pasó por la verdulería y compró huevos y zapallitos. Trajo todo muy sonriente. Mientras tanto, yo descansaba en un sofá, viendo la tele.
*Enseguida lo escuché trajinar en la cocina: lavó los zapallitos, los cortó en cubitos y los puso en la cacerola.
*Puso agua para los fideos en otra olla.
*Cortó unos ajíes que había, y junto con los zapallitos, los puso a la sartén con unos huevos revueltos que iba preparando.
*Una vez que hirvió el agua echó los fideos y esperó pacientemente los doce minutos que recomendaba el paquete.
*Los coló, luego los pasó por un chorrito de agua fría. Le puso una cucharada de manteca y los juntó, por último, con los zapallitos, el ají y los huevos revueltos. El olor era delicioso.
*Me llamó a la mesa.
*Apagué la tele y me senté a comer ilusionada.
*El gato sirvió para mí un plato de alimento balanceado* y se puso a disfrutar de sus fideos con verdura.

*El alimento balanceado no tiene sabor a pollo, como asegura el envase. Ni a pescado. Ni a nada identificable, realmente.

15.2.07

Colección sin fines de lucro

*Colección de libros.
*Colección de distintas ediciones de un mismo libro.
*Colección de cactus.
*Colección de gatos (de adorno).
*Colección de pingüinos (de verdad).
*Colección de juegos y juguetes.
*Colección de postales.
*Colección de platos sanos.
*Colección de amores rotos.
*Colección de lunares.
*Colección de agujeros.
*Colección de libélulas.
*Colección de lapiceras que ya no andan.
*Colección de correos sin mandar.
*Colección de correos que no llegan.
*Colección de pullóveres para este invierno.
*Colección de patas en un bicho.
*Colección de bichos en una pata.
*Colección de remeras azules.
*Colección de remeras con bichos.
*Colección de citas.
*Colección de cuentos breves.
*Colección de piedritas de colores.
*Colección de colecciones.

6.2.07

Reunión de consorcio (o la dimensión paralela)

Resulta que estábamos todos muy enojados con el administrador. Y resulta también que el administrador se fue de la reunión dando un portazo y ya no teníamos con quién desquitarnos. Entonces, resulta que de tanta bronca, nos tentamos de risa. Y ahí nomás alguien dijo:
-Basta con esta pavada de las tres dimensiones. Dimensión libre para todos.
Y el palier se volvió una fiesta. Nos costó acostumbrarnos a las nuevas condiciones de vida en el edificio.
*Los pasillos mareaban un poco, dónde parecía que había una pared, en realidad había una entrada a otro plano.
*Las escaleras se volvieron confusas. Cuando creías que ibas a la terraza a colgar la ropa, aparecías en el sótano del edificio de enfrente, en donde se organizó un tendedero algo improvisado.
*Los del 4° A entraron de lleno en la sexta dimensión, y se quejaban a cada rato que nunca más recibieron la revista del cable, pero sí la factura de la luz.
*La del 2° D, bueno, tal como su nombre lo indica, se quedó en una línea. Pero con el tiempo aprendió algunos trucos de los renacentistas, y se pintaba con claroscuro, para parecer profunda.
*El del 3° C se volvió punto.
*Yo, por mi parte, traté de pasarme a la quinta dimensión porque se corría el rumor de que ahí no había que levantarse temprano ni hacer dietas. Se me complicó un poco a la hora de llevar al gato. El bicho se volvió una masa de pelos sin demasiada forma. Maullaba, sí, pero pobrecito no sabía dónde tenía la lengua. Parece que si te gusta madrugar, en la quinta dimensión es como que te falta algo.
*El señor M. del piso 10° estaba más allá.
*Y ni hablar de sacar la basura. Nadie nunca más sacó la basura al mismo horario.

2.2.07

Lista de cosas raras

¡Fui "etiquetada" por Valeria! Como se trata de hacer una lista, no puedo rechazar la invitación. Aquí van las reglas:
Cada uno que es etiquetado debe escribir un post en su blog contando 6 cosas raras acerca de su persona, así como también explicar esta regla. Luego de establecer tus 6 cosas raras, debes escoger 6 personas para etiquetar y hacer una lista de sus nombres. No te olvides de hacer un comentario que diga "estás etiquetado" en sus comentarios y de decirles que lean tu blog para más información de lo que esto significa.

Y aquí mi lista de cosas raras sobre mí (¡costó elegir sólo 6! les ahorro ese comentario...)

*Tengo muchos lunares por todo el cuerpo y me divierte encontrar figuras entre los lunares cercanos, rimas, formar grupos, como si fueran constelaciones o ese jueguito de unir los puntos numerados para encontrar una imagen. (Por ejemplo: en la pierna izquierda parece haber un puente de lunares, hay dos filas curvas como paréntesis que se dan la espalda, y en la mano izquierda, cerca de la muñeca hay dos lunares mellizos que para mí son ojitos de mi propio emoticon, así que les dibujo abajo la boca con el gesto que corresponda.)

*Soy "dismápica" (como disléxica, pero con los mapas), es imposible para mí asociar una imagen mental de una esquina con una dirección. Me dicen "queda en Riobamba y Córdoba", y a pesar de pasar seguido por ahí, no hay manera de que sepa de qué esquina hablamos, tengo que fijarme en un mapa cómo llegar. Ni hablar de alturas o barrios. Creo que si llego a dibujar el mapa de Buenos Aires de mi cabeza es totalmente distinto al real, y jamás podría ubicar Villa Crespo, por poner un ejemplo. No es desorientación, no logro relacionar datos de los mapas con mi conocimiento básico de la ciudad.

*Me suelen decir que hago caras, pero yo lo niego.

*No me gusta nada levantarme temprano, y nunca podría levantarme a las 7:32. Tiene que ser número redondo: 7:30 o y 35. Y 32 jamás. Y si cuando vuelvo a mirar el reloj son y 36, tengo que quedarme en la cama hasta y 40. Esto me da changüí para dormir unos minutos más, aunque sea a medias y después tenga que correr como una loca para llegar a horario.

*Tengo orejas grandes, pero mal oído musical (aunque escucho bastante bien).

*En general, cuelgo la ropa por color. Si lavé, por ejemplo, dos remeras rojas, una naranja y una verde, las dos rojas van colgadas una al lado de la otra, después la naranja y por último la verde. Mi tender es como una paleta de colores muy prolija. Y también por fila de ropa uso el mismo color de broche, y más vale que combine con la ropa.

Una de yapa, un poco obvia:
*¡Hago listas para todo!

Aquí van los seis etiquetados:
Smart, Flor, Leo, Fabi, María Paula y Delius.

31.1.07

Lecturas de ENERO 2007

*Lo bello y lo triste, de Yasunari Kawabata.
*La familia Fortuna. Amor Fati o los gemelos marplatenses, de Tulio Stella.
*La familia Fortuna. El país del fugu, de Tulio Stella.
*La familia Fortuna. Arte poética, de Tulio Stella.
*El libro álbum. Invención y evolución de un género para niños,
varios autores.
*La espuma de los días, de Boris Vian. (Relectura)

17.1.07

"¿Nadie vio mi caparazón?"

No aparece. No sé dónde está. No me di cuenta hasta ese momento, por supuesto, justo cuando la necesité. Para mí, siempre había estado ahí, no podía recordar cuándo fue la última vez que la vi realmente...
*Miré por encima de los lugares habituales: la mesita de al lado de la puerta, el diccionario, la heladera, el cajón de las bombachas, las pilas de papeles que dan vueltas por ahí, pero no.
*Me resigné a una búsqueda más a fondo: saqué todos los libros de la biblioteca, miré entre los platos, los vasos, las tazas y las cacerolas de la cocina. También en el cajón de los cubiertos. En el placard, entre la ropa de verano y también entre la de invierno. ¿Se habría perdido en la última mudanza? ¿Se la habría comido el gato en un descuido?
*Busqué en los pliegues de los almohadones del sillón, en la cama, adentro del lavarropas, entre las plantas, atrás de los muebles.
*Estaba al borde de la desesperación: desarmé los enchufes, miré adentro de las cañerías, entre las fotos viejas, entre los discos.
*Empecé a desconfiar de las últimas visitas: alguien se la debía haber llevado. Por error, tal vez, pero no la había devuelto. Llamé a algunos amigos, le toqué timbre al vecino, miré con más sospecha al gato.
*Levanté las baldosas del piso, el parket del living, saqué la tierra de las macetas. Ni una sombra de la sombra. Ni una señal, ni una pista confusa. Ni un atisbo.
*Me rendí, me llamé a silencio y me hice la desentendida por unos días. ¿Quién la necesita?, pensaba. Pero al tiempo volví a la carga. La necesitaba, claro.
*Revisé carteras fuera de uso, los bolsillos del tapado, la cajita de los aros, el espejo del baño, los frascos de shampú.
*Apelé a lugares imposibles: la guía telefónica, el frasco de galletitas, el lapicero del escritorio, debajo de la mesa. Pero ya no sé qué más hacer.
*No aparece. Por momentos creo que no existe, que sólo fue mi imaginación. Pero algo me lleva a seguir buscando. Estaba acá, me repito, acá arriba de todo, en la punta de la lengua. Pero ya no está. La palabra justa sigue sin aparecer.

5.1.07

La batalla del calentamiento

El otro día, entró un calor a casa. Terrible. Supongo que entró por la ventana, pero bien puede haber entrado por la canilla de la cocina. Llenó hasta el último recoveco: desde el ángulo izquierdo del techo hasta el cajón de la cómoda del cuarto. Todo en casa era calor. Tenía que pensar algo para sacarlo.
*Primero hice lo más obvio. Prendí todos los ventiladores de la casa. Sin embargo, podía sentir como el calor disfrutaba con esa especie de baile de viento que lo hacía ir y venir por todos lados.
*Parece ser que el color negro le gusta, entonces, junté todo lo que encontré negro, lo metí en una caja y lo tiré a la calle. Allá fueron mis zapatos, algunas carteras, dos cinturones, algunos libros de lomo negro, el gato y un velador. Pero el calor no se iba.
*Probé con una ducha fría. Y como no me pareció demasiado, empecé a regar con agua fría toda la casa. Empapé sillones, bibliotecas, aparadores... pero nada. En seguida, un vapor de agua brotaba y el calor se mantenía firme.
*Abrí la heladera de par en par. Escondí cubitos por todos lados: abajo de la cama, en los placares, bajo el escritorio -como quien pone trampas para ratones- y me hice la desentendida por un rato. Cuando empezaron a aparecer charquitos en cualquier parte comprendí que iba perdiendo mi batalla por goleada.
*En un despliegue de producción conseguí tres osos polares, cinco pingüinos, una pareja de esquimales y siete cachorritos de siberiano. Les pedí que se sintieran como en su casa (con la esperanza de que ahí nomás levantaran un iglú, algún iceberg, cuevas heladas, algo...) pero enseguida se miraron horrorizados y huyeron. Temo que salvo un pingüino, que se derritió al tocar el pomo de la puerta. Necesitaba más refuerzos.
*Llamé al heladero que, palitobombónhelado, andaba librando a todo el barrio del calor (parece que era una especie de epidemia). Le compré todo lo que le quedaba: dos torpedos de frutilla y un cucurucho de granizado. Mi enemigo no iba a resistir. Sin embargo, antes de terminar la primera munición, el calor me había dejado toda manchada de un líquido rosado y pegajoso.
*Decidí darle de su propia medicina. Cerré todo y puse agua a hervir. Serví dos tazas de té humeante y me senté a la mesa. No quedaba más que negociar. Sudando a más no poder, esperé a que el calor no resistiera la tentación de más calor y viniera a conversar conmigo. Diez minutos después, ahí estaba. Tomando alegremente su té, exultante por su victoria, sonriendo de oreja a oreja. Pero yo no me iba a dejar convencer tan fácil y él no quería ceder terreno.
*Ya sé. Podría llamarse traición, pero yo prefiero creer que fue defensa propia. Para conciliar la charla le convidé un caramelo... ¡de mentol! El aliento fresco lo agarró por sorpresa. Ahí nomás, justo cuando iba a llevarse un trago de té para contrarrestar el caramelo, le tiré un par de cubitos a la taza. Con el crac cric del hielo en el agua caliente, vi como su cara se desfiguraba de terror. Estaba atrapado.
*Como un suspiro de verano, se coló, mansito, por debajo de la puerta y se fue. Supongo que está juntando fuerzas para contraatacar, pero no me importa porque la próxima vez no le va a ser tan fácil entrar. Como quien planta ruda para espantar a los malos espíritus, planté menta en todos los canteros.
Ah, y me conseguí un gato blanco.

1.1.07

Lecturas de DICIEMBRE 2006

*Lucas y Simón van a la playa, de Silvia Schujer.
*Dogs Don't Tell Jokes, de Louis Sachar.
*Pollos de campo, de Ema Wolf.
*El día que cambié a mi padre por dos peces de colores, de Neil Gaiman y Dave McKean. (GUAU!)
*La familia Fortuna. Linguaglossa, de Tulio Stella.