Volví a mi casa, después de ir al supermercado, después de un laaargo día de trabajo y me encuentro con algunas cosas caídas de sus estantes, y pensé "cuánto viento que hubo", algunas cosas caídas desde arriba de la heladera y pensé "pero cuánto viento que hubo" y después algunos frascos caídos en la bañadera y ya me asusté y pensé cosas mucho peores que el viento, hasta que vi los "regalitos" que había dejado mi invitado sorpresa. A saber:
*en el lavamanos,
*en la silla de la computadora,
*en uno de los sillones,
*en la mesa,
*en una toalla colgada y en un pantalón,
*en dos libros,
*en la heladera,
*en la pava,
*en el tostador,
*en la mesita de la cocina (donde además, se comió la fruta)
y mejor no miro más a mi alrededor porque seguro sigo encontrando.
Conclusión: cuando te visita de sorpresa una cotorra, es mejor estar para recibirla.
Gracias a Sugus que me ayudó a sacarla al balcón.
8.3.05
Sorpresas
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