De camino al cuarto tropecé.
*Primero un pie fue a parar al lugar equivocado: arriba de la biblioteca.
*Intenté alcanzarlo con la escoba, pero en la maniobra, el codo, junto con todo el brazo y la mano, salieron volando hasta meterse en la heladera.
*Quise sacarlos pronto, porque estaba fresco, pero una de las rodillas, la izquierda, rodó hasta debajo de la cama.
*Cuando me agaché, la otra rodilla que me quedaba, la derecha, rebotó y cayó justo en el velador, y lo volcó.
*El velador golpeó en mi cuello y los dos hombros se desprendieron y llegaron hasta el cajón de las medias.
*Los busqué con tanto ahínco, que los ojos se me descolgaron y salieron por debajo de la puerta del departamento, hasta el pasillo.
*El resto de mí se arrastró a ciegas para buscarlos, y en el camino la nariz se fue tras un olor a tostadas que venía del piso de abajo.
*Con la mano que todavía tenía, me rasqué la cabeza pensando qué hacer para juntarme toda y justo salió un vecino. Me sobresalté y mi cabeza fue a dar al ascensor y bajó tres pisos.
Por suerte, el vecino era un señor muy ordenado, que juntó con paciencia todas las partes y las devolvió a su dueño original.
6.3.06
Niña torpe
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