Por la mañana, van a remar.
*El que va adelante es Rodolfo. Lava las medias cada vez que las usa, pero tiene las mismas zapatillas desde hace doce años.
*El remero del medio se llama Víctor, pero le dicen Venus por una historia que no viene a cuento ahora. Cultiva una huerta orgánica en su balcón, y ninguno del grupo lo sabe.
*El tercer remero es Manuel. Nunca mira una película entera, pero lee todas las revistas de cine, las que se publican en papel y las online. Su página de inicio es IMDB.
*El timonel es Santiago. Es el más listo del grupo. Tiene, además, un humor tan excelente como irritante. Nadie nunca lo vio enojado.
Cuando están bajando el bote al agua, uno -puede ser cualquiera- tira una idea. Por ejemplo, Manuel dice:
—Un tipo viejo conoce por alguna extraña circunstancia a la hermana gemela de su mujer fallecida recientemente y urde un plan para hacerles creer a sus amigos y familia que su esposa está viva.
O Víctor dice:
—Un karateka argentino va a un torneo en Japón. Está muy enojado con su novia hipocondríaca, que le hizo las mil y una para que no viajara. Sin embargo, en Japón lo invade la nostalgia y decide salir del hotel para comprarle un regalo. Se pierde.
Después, empiezan a remar. No abren la boca. Cada uno va pensando en una trama para ese argumento. Dan una vuelta por el río, vuelven al club, y se bañan sin decir una palabra. Una vez que están cambiados se sientan a tomar un café. Santiago tiene un cuaderno y una lapicera con los que toma nota de todo lo que van diciendo. Casi siempre llegan a ideas tan distintas que armar una historia con eso es prácticamente imposible. Discuten, se ofuscan y se van a sus casas. Una vez allí, cada uno escribe su propia versión.
Por la tarde se reunen nuevamente. Se leen la producción del día y eligen la más acertada. La firman con un seudónimo y la consideran de todos. Nunca a ninguno se le ocurrió llevar la cuenta de cuál de todos es el escritor más exitoso. En el fondo, Rodolfo cree que es Víctor y lo envidia secretamente. Todos los demás piensan que es Rodolfo y están orgullosos de que forme parte del grupo. Sin darse cuenta, lo tratan con preferencia. Le dejan, por ejemplo, que siempre se coma la última masita que les sirven en el bar.
Santiago es el encargado de gestionar las publicaciones de los cuentos. Salieron en varias revistas de cultura del país y del extranjero. Los contrataron también para hacer guiones de series. Siempre usan el mismo método de trabajo.
Y si les preguntan a qué se dedican, nunca contestan "escritores", ni "guionistas", ni mucho menos "autores" o "artistas de la palabra".
—Somos remeros —dicen con profunda convicción. Y nunca dejan de buscar sus historias en el río.
9.9.09
Remeros
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