Decidí dormir la siesta a pesar de tener pendientes varias tareas del hogar. Con algo de culpa, reconozco, me fui a la cama. Entonces soñé.
*Reparé la mesa del comedor con una tableta de chocolate.
*Para pintar el cuarto de color usé mermelada de frambuesa.
*Los botones del teléfono eran de caramelo.
*Había una escultura de bananitas dolca en el medio del living.
*Las lámparas eran de barquillos.
*Hice decoraciones de mazapán para la puerta de entrada.
*El gato tenía una cucha de helado.
Cuando me desperté, por supuesto que no hice nada de lo que tenía que hacer. ¡Pero qué merienda, señores!
20.11.06
La culpa que sueña
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