Siempre me dan mucho miedo esas escenas de las películas en las que alguien se mira al espejo y aparece alguien reflejado que en realidad no está ahí, o cuando alguno entra a un cuarto y hay otro parado por ahí que no se supone que estuviera, bueno, ustedes me entienden. Recurso básico del terror y el suspenso, funciona conmigo. La idea de un amigo invisible se me presenta entonces más bien como un susto descomunal, eso de encontrarme a alguien por más amigo que sea, en un sitio donde no debía haber nadie, uf. No me sale imaginarme esa cosa cándida de los niños y su otro yo con el que resuelven problemas y se atreven a más. Se ve que mi cerebro es más morboso o que ya está atrofiado por el cine y la tv o las dos.
Pero en fin, puestos a escoger, como dice Serrat, quisiera un amigo imaginario
*que sepa hacer malabares y cuentas matemáticas largas.
*que tenga el pelo muy largo y se deje hacer trenzas.
*que avise si va a llover.
*que no cambie de lugar los señaladores de los libros.
*que use pantuflas de todos colores.
*que también junte figuritas.
*que conozca los nombres de todas las cosas.
*que cebe mate y traiga medialunas cuando viene de visita.
*que me enseñe a preparar empanadas.
*que tenga mejores ideas que ésta para escribir.
*y que nunca nunca deje de estar por ahí.
*y por supuesto, que no aparezca de improviso mientras me estoy mirando en el espejo.
10.7.06
Mi amigo imaginario
Suscribirse a: