27.5.06

¡La gente está insoportable!

No es que sea discriminatoria, intento no serlo, pero cada vez tengo menos paciencia con cierta clase de gente, por ejemplo:
*Los que tienen zapatillas nuevas: miran siempre para abajo y te chocan si vas descuidado. No te piden perdón y encima se quejan porque no los felicitás.
*Los que se ganaron la llave en Feliz domingo: no necesitan explicación.
*Los de los agujeros en todas partes: monotemáticos, obsesivos y paranoicos.
*Los de los rayos ultravioletas: otros más que paranoicos, obsesivos y monotemáticos. Son, además, aburridos.
*La gente con dos cabezas: no se les puede hablar, hablan siempre entre ellas, al mismo tiempo, uno no entiende ni lo que dicen, menos que menos meter un bocadillo.

9.5.06

De la buena suerte

Nunca fui de creer en cábalas ni amuletos para dar exámenes pero resulta que
*un día se me ocurrió que la piedrita que había encontrado en el fondo de la mochila me traía suerte.
*Para no perder la piedrita -pero llevarla siempre conmigo- le até un cordón rojo y la colgué al cierre de la mochila.
*Cómo lo único que combinaba con la mochila con el cordón rojo era una remera roja, o una remera beige que tenía, sólo usaba una de esas dos prendas para ir a rendir.
*Un día me fue mal en un examen cuando tenía puesta la remera beige. Entonces sólo podía ir a rendir con ropa roja.
*Otra vez me bajaron la nota y era porque la mochila había quedado en otra aula. Entonces me colgué la piedrita al cuello.
*Después descubrí que me iba mejor aún si el colectivo pasaba por debajo del puente justo cuando por encima pasaba el tren.
*Después me conseguí un muñequito para que me de suerte para que el colectivo pasara por el puente cuando por encima pasaba el tren.
*Después tuve que dar dos vueltas a la manzana antes de entrar si el muñequito miraba para otro lado justo cuando el colectivo pasaba por el puente justo cuando encima pasaba el tren.
*Después si en esas vueltas manzana justo me cruzaba con un señor canoso, daba tres vueltas para el otro lado.
*Si en las otras tres vueltas, aparecía un gato ¡ZAS! otra vez al principio.
*Además, antes de entrar al aula, tocaba la piedrita, le hacía un nudito al cordón y acomodaba al muñequito en la mochila.
*Después agregué llevar una naranja para comer después. Si no era época de naranjas, tenía que ser una manzana o una zanahoria, pero bananas no.
*También me di cuenta que si la noche anterior me acostaba en un minuto par era mejor.
*Si sin querer me acostaba en un minuto impar, al levantarme tenía que saltar cuatro saltos con el pie izquierdo para contrarrestar el efecto.
*Y si me olvidaba de saltar y ya estaba tomando mate, bueno, mejor que fuera al recuperatorio.
*Y si llegaba al recuperatorio sin haber pasado con el colectivo por debajo del puente justo cuando por encima pasaba el tren, me tenía que bajar una parada antes, para pasar por una vendedora de flores y comprarle un ramo de nardos.
*Si no era época de nardos, podían ser jazmines.
*Pero si no había ni nardos ni jazmines, bueno, mejor dejar la materia.

1.5.06

Esta mañana

Cuando me fui a bañar, todavía me quedaban pegadas algunas imágenes del sueño.
*Bajo el agua de la ducha vi unos elefantes de circo. Yo estaba encargada de lavarlos, pero se me iban escapando de a uno, al trotecito.
*Al agarrar la toalla salieron volando unas mariposas con estampados de flores de la temporada pasada.
*Mientras me lavaba los dientes, se hicieron un montón de burbujas. No paraban de salir de no sé dónde y llenaron todo el baño y después el cuarto y el living, y salieron hasta el palier. El gato iba flotando en las burbujas y también mis pantuflas y la taza de café con leche.
*Las burbujas de pronto desaparecieron y yo empecé a vestirme. Cuando me fui poner los zapatos, encontré en su lugar unos ositos acurrucados entre las medias, que no querían saber nada de moverse de ahí.

La próxima vez procuraré estar más despierta para la hora de la ducha.

Lecturas de ABRIL 2006

*Los hermanos Darling, de Sam Llewellyn.
*Manual de edición literaria y no literaria, de Leslie T. Sharpe e Irene Gunther.
*Coraline, de Neil Gaiman